válgame Dios, serrana
que yo me he echado por penitencia
que hasta el santo de tu nombre
yo lo mirara con indiferencia
que me lo tienes que dar
y era el tacón de la bota
y era para taconear
se que te llamas María
y por apellido Rosa
vale más tu dulce nombre
que el Pilar de Zaragoza
que mandilón, mandilón
que de cabeza, cabeza
tirititrán tititrón
qué disparate
que yo te quiera
como de antes