a la puerta de un rico avariento
llegó Jesucristo y limosna le pidió
en igual de darle la limosna
los perros que había se los azuzó
y Dios permitió
que los perros salieran rabiando
y el rico avariento pobre se quedó
los pastores corrían del arbol
huyendo a la nube que se alevantó
cayó un rayo, a nosotros nos libre
pero a uno de ellos lo acarbonizó
pero al otro no
que llevaba la estampa y reliquia
de la Virgen Pura de la Concepción