Es la madre de este mundo
la única que nos perdona
Es la madre de este mundo
la única que nos perdona
La única que en un segundo
con su cariño profundo
se adelanta y no abandona
La única que en un segundo
se adelanta y no abandona
Al pie de una gran montaña
donde apenas da ni el sol
se divisa una cabaña
y dentro de ella una serrana
dentro de ella una serrana
cantando penas de amor
Y en sus lamentos decía
amargándole la pena
qué triste es la vida mía
y qué larga es mi cadena
ay, ya, ya, yay
ay, un cañaveral
que ya no hay remedio para mi mal