ven acá, mujer del mundo
convéncete a la razón
que no hay un hombre que sea
tan fijo como el reloj
en el barrio de Triana
ya no hay pluma ni tintero
para escribirle yo a mi madre
que hace tres años que no la veo
todito se me vuelven pérdidas
por buscar mi bienestar
la puerta donde me arrimo
la encuentro claveteá
si no es verdad
que Dios me mande la muerte
si me la quiere mandar