él mismo a su propia hija
al cementerio la llevó
él mismo cavó la fosa
murmurando una oración
y llorando como un niño
del cementerio salió
con la pala en una mano
y en el hombro el azadón
y todo el mundo le preguntaba
¿de donde vienes Simón?
soy enterrador y vengo
de enterrar mi corazón