qué penita tiene un ciego
que no sabe por donde va
pero más grande es la mía
que no te puedo, prima, olvidar
cuando paso por tu vera
me rozas, prima, con tu vestío
y hasta los huesos me tiemblan
no niego que te he querido
lo que me pesa en el alma
es el haberte conocido
ay, que te quiero
pero de lachi
no te lo peno