mis ojitos estaban hechos
a verte yo todos los días
y al ver que me está pasando
me se cegaron un día
el que se creyera que mis fatigas no eran na
siquiera por un momento
que se ponga en mi lugar
la alegría en mí paró
yo no tengo ya alegría
muerto está mi corazón
qué disparate
que yo te quiera
como de antes