ya suena la campanita
de la Santa Caridad
no hay quién me de una limosna
para mi madre enterrar
ni el Padre Santo de Roma
ni el que inventó los tormentos
te tiene que querer tanto
como yo te estoy queriendo
entre Córdoba y Lucena
hay una laguna clara
donde lloraba mis penas
cuando de ti me acordaba
válgame la Magdalena