al pasar el Arroyo
de Los Ladrones
le pongo yo a mi macho
los esquilones
porque vives en la casa
de los caudales
y por eso, flamenquita
tú tanto vales
que si vivieras
donde tú te criaste
menos valieras
arbolitos del campo
los riega el rocío
como yo riego las piedras de tu calle
con el llanto mío