Culpable una mujer

Verdiales

La llave de oro del cante flamenco

Antonio Mairena, Melchor De Marchena

A un sabio le pregunté
y me contesto al momento:
Yo soy un hombre también
y de este hábito que llevo
es culpable una mujer

En la cruz blanca del barrio
un sereno se dormía
y la cruz le daba voces:
Sereno, que viene el día