qué pena que se han perdido
todas las fraguas de Triana
y con ellas el martinete
que todos los gitanos cantaban
de cien que arrastran cadenas
lo menos noventa y nueve
no suelen cumplir la pena
hasta los olivaritos, prima mía, del valle
yo había acompañado a mi buena gitana
y yo le había echado mi bracito por encima
y yo la he miradito como a mi hermana
y si no es verdad
y si esto que yo digo no era verdad
que Dios me mande la muerte
si me la quiere a mí mandar