se alevantó el Conde Niño
una mañana de San Juan
a darle agua a su caballo
a la orillita del mar
mientras el caballo bebía
echaba el niño un cantar
águilas que van volando
se paraban a escuchar
la reina que lo estaba oyendo
en su palacio real
mira niña como canta
la sirena de la mar
no es la sirena, mi madre
ni tampoco el serenar
que es el hijo del rey conde
que por mí penando está
si es el hijo del rey conde
cuatro tiros le han de dar
y otros cuatro a su caballo
a la orillita del mar
pasan uno y pasan dos
y la niña mala está
mueren la niña y el conde
y los llevan a enterrar
y Jesús el de los milagros
hizo florecer un rosal
con un letrero que dice
muertos de tanto penar
desgraciadito
desgraciado de aquél
que llevó su caballo al agua
y se lo trajo sin beber