no juegues, mujer, con el querer
porque tú tambien te puedes, mujer, equivocar
yo tengo por entendido
que el hombre que se enamora
loco termina perdido
un sabio ha puesto una escuela
pa estudiar sobre el amor
pero allí fuimos unos pocos
y aquello se convirtió
en una escuela de locos
a una flor de la marisma
yo le había preguntado, mujer, por ti
le pregunté si me amabas
y me contesto a mí que sí
la pícara me engañaba