contemplarme a mi mare
que no llore más
solito muero rabiando
en un hospital
qué desgracia es la mía
y hasta en el andar
que los pasitos que yo alante
me se vuelven atrás
si era grande mi desgracia
y hasta en el andar
de Santiago y Santa Ana
yo le rogué a mi Dios
que me aliviara aquellas grandes
a mi corazón