no te rebeles, serrana
aunque te mate tu gente
yo tengo echo juramento
de pagarte con la muerte
vinieron y me dijeron
que tú habías hablado mal de mí
y mira mi buen pensamiento
que no lo creía en ti
oh padres del alma
y ministros de Cristo
troncos de nuestra Madre Iglesia santa
y árbol del Paraíso
ven acá tú, mujer del mundo
convéncete a la razón
que no hay un hombre en la Tierra
que sea tan fijo como el reloj
Dios, con ser Dios, le temió
a la muerte que viniera
y yo por ti perdería
cien vidas que tuviera
y si no es verdad
que Dios me mande la muerte
si me la quiere mandar